Su poco pelo era de color rosa chicle, sus ojos, grandes y brillantes de color dorado. Tenía unos pequeños cuernos de carnero.
La joven se asustó un poco. Pensó que a pesar de su aspecto, ese bebé seguía siendo un ser humano y merecía tener una vida justa.
Ella adoptó a la bebé y le dio un nombre, Aya.
La pequeña Aya fue creciendo con el amor de su madre, ellas vivían en una pequeña caseta de madre en un claro del bosque. No se podían permitir vivir en la ciudad, su madre tendría que pasar la mayor parte del tiempo trabajando en la fábrica y ella corría el riesgo de ser descubierta. Pero no tenían problemas, se alimentaban a base de lo que cultivaban o cazaban.
Aya era una joven tranquila que siempre estaba de buen humor, casi nunca se enfadaba, era algo muy complicado. Tenía una gran capacidad de liderazgo, gran agilidad u velocidad. Pero ella se sentía muy sola, quería salir del bosque y ver lo que había fuera de él, pero su madre no se lo permitía.
La verdad era que no entendía por qué no le dejaba salir, a pesar de que su madre se lo había explicado miles de veces. Era peligroso y la joven muy cabezota.
Una mañana llegó un hombre extraño. Llevaba un traje morado y negro, con un sombrero alto de copa negro como el carbón, llevaba un bastón dorado. Su sonrisa era algo tétrica, lucía unos dientes amarillentos. La joven madre se asustó, ¿cómo las habían encontrado?
-Soy Mikhael Blue, propietario de un famoso circo. Estoy reclutando personal para un nuevo espectáculo y creo que su hija es perfecta.
-M-Mi hija no irá con usted señor Blue, lo siento.
Ella intentó cerrar la puerta pero el hombre puso el pie en medio y abrió la puerta por completo. Apartó de forma brusca a la mujer y entró en la casa.
-Creo que debería escuchar mi oferta.
Aya estuvo espiando toda la conversación de su madre y el señor Blue, las ofertas eran muy tentadoras, pero su madre no daba el brazo a torcer.
-Ya le he dicho que no, y no cambiaré de...
-Madre -Aya pasó a la sala y se puso frente a ella- quiero ir.
-Aya, esto no lo decides tú.
-Soy mayor para tomar mis propias decisiones -replicó ella con un expresión seria- mamá, podré ganar dinero y así saldremos de aquí, nos podremos comprar una granja a las afueras.
-Pero...
-Lo siento, pero he tomado una decisión. Señor Blue, iré con usted.
-Muy bien, necesito que firméis esto.
Aya firmó el papel y se lo dio a su madre, ella tomó el papel con las manos temblorosas y lo miró durante un par de minutos. Finalmente, lo firmó.
-Genial -el hombre se guardó el papel y sonrió- vendré a por ti mañana a primera hora, prepárate.
Como habían acordado, a la mañana siguiente Aya se despidió de su madre y se montó en el carruaje del señor Blue. Su gran aventura estaba a punto de comenzar.
-Bienvenida a "Circus Monster: Zodiac", tu nuevo nombre será Aries, espero que te lo pases bien.
-Sí, gracias. -sonrió ella y miró a su madre, quien se despedía de ella con lágrimas recorriendo sus mejillas- tranquila, volveré...
